Los cuentos y el espacio

En una entrada anterior, muy cortita, dije que un cuento es un ámbito extraordinario.
Muy bien,
trataré de hablar un poco de ese ámbito.

Un ámbito es un espacio, delimitado.

Como el metro cuadrado de Gómez (La Buenas Inversiones, de Julio Cortázar):

El metro cuadrado de Gómez es un metro cuadrado más entre montones, entre miles, millones de metros cuadrados de terreno en todo el mundo. Sin embargo es extraordinario, lo es primero porque nadie vende un solo metro cuadrado de terreno, vender un metro cuadrado en mitad o al extremo de los otros metros cuadrados plantea problemas de catastro, de convivencia, de impuestos y además, es ridículo y no se hace, qué tanto.
Es extraordinario porque tiene petróleo.
Y, sobre todo, es extraordinario por ser de Gómez, y porque es donde coloca su reposera y se sienta a leer el periódico y a comer el choclo que se prepara en su calentador Primus.

Si preguntamos a alguien del pueblo dónde vive Gómez, nos mandará a su hotel. El hotel no tiene nada de extraordinario, pero Gómez no es ningún idiota y sabe que no se puede pasar el día y la noche reposando en su microterreno.

Pero su casa no es el hotel.

Otro

Mentiroso compulsivo mata a un obispo en Roma:

De la película Noche en la Tierra, de Jim Jarmusch.
Está en tres partes y dura poco menos de media hora. Os recomiendo que os toméis ese tiempo y lo disfrutéis. Merece la pena.


¿No os parece un cuentacuentos genial?

No sé qué decir, con la película es más que suficiente.

Miente y se pilla a sí mismo: me encanta cuando dice que ya no come carne por lo de la oveja, y que tampoco come verdura por lo de la calabaza, y se da cuenta de la barbaridad que acaba de decir y añade "en realidad yo apenas como".

En parte se cree lo que está contando, y eso forma parte del juego. La mentira se vuelve verdad dentro de su propio ámbito. Eso es lo que nos hace participar de la historia y disfrutarla.